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Los mejores discos internacionales de 2014 (I)

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Llega diciembre, los polvorones, los mazapanes, el anuncio de la lotería y las interminables listas de cosas que han pasado a lo largo del año. Porque sí amigos, una vez más esto se acaba y, antes de que nos vayamos todos de vacaciones, hay que poner en orden nuestras impresiones de lo que nos ha dejado el 2014. Este humilde blog no puede ser menos y os ofrecemos hoy el primer post de nuestra serie de Lo Mejor de 2014, con la primera parte de nuestra lista de los mejores discos internacionales del año. Hemos seleccionado estos 25 álbumes con cuidado y esmero para tratar de dar una visión variada y completa de lo que ha significado este año para vosotros, y hoy os ofrecemos los 15 puestos más bajos de la lista. Pronto os desvelaremos nuestro top10 de 2014. Mientras, podéis ir escuchando todos los discos de los que hablamos hoy en esta lista de Spotify.

mejores_discos_internacionales_2014_25-10

25. Appearances and Collections, de Rumour Cubes

rumour_cubes_Appearances_Of_CollectionsEl segundo disco de la peculiar formación de algo-que-no-es-exactamente-rock instrumental nos encandiló en el escenario principal del ArcTanGent. Y no hemos podido obviar que su vuelta de tuerca que le dan al concepto de post-rock, añadiendo pinceladas de folk celta a la fórmula para crear algo verdaderamente original. Ideas sencillas pero una implementación poco común que lo convierten en una rara joya en el panorama post-rockero del 2014.

24. Joyland, de Trust

trust_joyland_frontEl canadiense Robert Alfons, ahora trabajando en solitario, lanzó una nueva entrega del proyecto llamado Trust abandonando en cierta medida el tono oscuro que le venía marcando. Joyland no llega a ser la algarabía que su título promete, pero sí que llena su minutaje de una luz electrónica repleta de recovecos y gran visión para armar un disco interesantísimo, capaz de aunar recursos del pasado con estilos presentes, más la inconfundible marca vocal de Alfons. Mucha calidad.

23. Here and Nowhere Else, de Cloud Nothings

cloudnothings_herelpTal vez porque han dulcificado su sonido, tal vez porque apenas han girado por España o sencillamente porque hay más gente a la que le gustaba el sonido descarnado de Attack On Memory (2012), lo cierto es que unos meses después de su publicación, poca gente parece acordarse ya del cuarto álbum de Cloud Nothings. Da lo mismo: I’m Not Part Of Me es una de las cosas más intensas del año, y el delirante camino que lleva hasta ella se nos hace imprescindible para cualquier amante del ruido.

22. The Unnatural World, de Have A Nice Life

unnaturalworld_frontDesasosegante como él solo, este disco del misterioso dúo estadounidense Have A Nice Life es un viaje a unas oscuridades inquietas, a mundos no naturales, a paisajes de película de terror en blanco y negro. Marcando su sonido por el martillo pilón de la rítmica drone, The Unnatural World podría, de haber nacido en otra época, haber entrado directamente al Olimpo de la música de corte gótico. Veremos dónde lo colocan los tiempos.

21. We Come From Exploding Stars, de Moonlit Sailor

moonlit_sailor_we_come_from_exploding_starsSiempre poéticos y evocadores, el cuarto largo de los suecos Moonlit Sailor vence incluso a los más escépticos con el rock instrumental a través de su aproximación casi pop al género. Paisajes llenos de colores y progresiones sencillas adornadas con bellísimos riffs que llegan a coquetear con el folk. Tal vez no sea un disco tan incontestable como el anterior de la banda, pero es sin duda destacable por su fuerza y optimismo pero, sobre todo, por su capacidad a la hora de abrir el género a nuevos públicos.

20. Going Back Home, de Wilko Johnson & Roger Daltrey

wilko_daltrey_home_frontPor desgracia, hemos de suponer que este disco va a ser la obra póstuma del enfermo Wilko Johnson. Esta leyenda británica de la guitarra eléctrica se juntó con su amigo Roger Daltrey, no menos legendario miembro de The Who, para grabar este discazo en el que el rockn’roll, el country, el blues rock y el R&B se cuelan a borbotones, demostrando lo buenos que han sido siempre los británicos para sacarle el jugo al supuesto puro sabor de Norteamérica.

19. The Cautionary Tales Of Mark Oliver Everett, de Eels

Eels_The_Cautionary_Tales_Of_Mark_Oliver_Everett-FrontalQue Mark Oliver Everett publique nueva música siempre es todo un acontecimiento. El de 2014 fue el más oscuro y deprimente de sus trabajos en mucho tiempo, lleno de pasajes verdaderamente lúgubres hilados desde un folk tradicional y desnudo ante el cual es imposible no enternecerse. Eso sí, algo falto de singles claros o canciones que vayan a pasar a la posteridad en la discografía de Eels. Pero a Mr. E no se le puede pedir que haga siempre lo mismo: lo suyo es cambiar constantemente para bien.

18. Never Hungover Again, de Joyce Manor

joyce_manor_hungover_frontEl tercer trabajo de estos muchachos estadounidenses vuelve a ser una mini dosis, un disco que apenas llega a los veinte minutos, y que sin embargo es un catálogo de brillantez rockera, con un sonido muy amateur, universitario, que es capaz de concentrar en entregas musicales minúsculas fantásticos momentos de estribillos y líneas melódicas en medio de una maraña de indie rock de clara esencia post-punk. Una de esas pequeñas joyas que no vamos a olvidar.

17. My Favourite Faded Fantasy, de Damien Rice

damien_rice_my_favourite_faded_fantasyLos ocho años de espera a los que el cantautor irlandés nos ha sometido han merecido la pena: el tercer LP de Damien Rice es una joya en la que las antaño impetuosas y sobredramatizadas emociones de Rice cristalizan en una flemática madurez que corta el aire. Todo lo que podíamos esperar del regreso de este ídolo de atmósferas de cristal, pianos, guitarras acústicas y rupturas interminables. E, incluso, un poco más: probablemente su mejor trabajo.

16. The Violet Flame, de Erasure

erasure_violetflame_frontLa veteranía es un grado, y Erasure son grado y veteranía en sí. Bien metidos en la cincuentena, Andy Bell y Vince Clarke se desmelenan con un disco en el que el baile es el santo y seña, bajo la inconfundible mano del dúo británico, es decir, sensibilidad y hermosura a raudales envuelta en música de baile en una clave sonora marcadamente gay. Un lujo para alegrarse el día con momentos irresistibles.

15. Education, Education, Education & War, de Kaiser Chiefs

kaiser_chiefs_education_front¿Quién nos iba a decir, a estas alturas de la década, que Kaiser Chiefs eran capaces de marcarse un discazo? Nunca lo habríamos visto venir y tuvimos que verlos de rebote en el Low Festival para caer en la cuenta de que la eterna promesa de Leeds por fin había dado fruto. Casi diez años después, eso sí, pero merece la pena: Education, Education, Education & War es una máquina de hitazos hilados con letras que reflejan una sólida conciencia de clase. Toda una sorpresa, y de las gratas.

14. Eagulls, de Eagulls

eagulls_front_debutEl enésimo renacer del post-punk llegó desde Leeds de la mano de estos jóvenes debutantes. Eagulls nos ofrecieron un disco crudo y espinoso, en el que el descarnado cantar de George Mitchell compagina excelentemente con el buen ojo sonoro para identificar y adaptar sonidos que vienen del punk, pero también de las vertientes siniestras que se impusieron a comienzos de los ochenta. Toda una carta de presentación para un futuro que esperemos nos de alegrías.

13. Warpaint, de Warpaint

warpaint _frontProbablemente el disco más controvertido para quienes hemos elaborado esta lista: una quería meterlo en el top5 del año y el otro no le encuentra la gracia por ningún sitio. Si bien nadie puede negar que la sombra de Cocteau Twins es alargadísima en el segundo LP del cuarteto angelino Warpaint, y que su experimentación con el dream pop repite más que descubre cosas; tampoco podemos obviar que ha sido uno de los discos más comentados, radiados e influyentes del año.

12. The Brink, de The Jezabels

the_jezabels_the_brinkPuede que no sea el trabajo más complejo, innovador o ruidoso de 2014, pero sin duda el segundo LP de los australianos The Jezabels es uno de los que más hemos escuchado. ¿El motivo? Su apabullante sencillez, la calidad que le imprime al pop épico (en unas dimensiones que no veíamos desde que The Killers sacaban buenos discos), y el extraordinario estado de forma en el que se encuentra la peculiar voz de Hayley Mary. Una combinación adictiva que no se va de nuestras orejas.

11. Shelter, de Alcest

Alcest_ShelterNeige se fue a Islandia, y allí, a la vera del productor de Sigur Rós, se marcó el disco más bello y luminoso de la carrera de Alcest. Abandonando las raíces metaleras, Alcest explora ahora caminos mucho más post-rockeros para pergeñar su trabajo más optimista, pasajístico, y lleno de belleza, dejando atrás los terrores del subconsciente que en su arte siempre dejaban la nota del desasosiego. Quedan para el recuerdo las mágicas sensaciones que nos evocó la primera vez que lo escuchamos.

Muy pronto te traeremos los diez puestos de honor que le quedan a esta lista, así como una selección con lo más destacado entre lo que se ha publicado en España durante el 2014. Mientras tanto, no olvides que puedes escuchar todos estos discos en nuestra lista de Spotify.

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